¿Volverías?
Bruno Marcos
Llamo a mis padres para saber cómo ven el final de eta y mi madre sentencia algo así como “que con tal de que se acabe... cualquier cosa”. Mi padre, por su parte, se barrunta una mentira colosal, pero me recomienda vivir en ella.
Lo que más me sorprende es que, en medio de todo esto, mi madre se para en seco y me dice: “Aunque se acabe eta yo creo que ya no volvería, ¿tú volverías?” Yo contesto asombrado de que en su cabeza quepa esa pregunta: “¿Pero cómo vamos a volver?”.
Ella habla de una idea mental y no, como yo, de lo real.
Sigo, desde ayer, dándole vueltas a cómo puede hacerse a sí misma aún esa pregunta y pienso que, realmente, lleva quince años diciendo que casi seguro que no volvería.
Hay que pensar que allí están todos sus hermanos, consumiéndose bajo un cielo nublado en su vejez, que allí vio morir a sus padres y nacer a sus hijos, que por esos andurriales mataron a algunos de los amigos de mi padre y que, en un monte de pastores toscos, dejaron atado a mi tío a un árbol después de encañonarle las manos temblorosas de un gudari que quería su vehículo.
¿Acaso no está su vida allí, una parte de ella, exiliada como un cuerpo sólido de recuerdos que la distancia embalsama?
Cuatrocientos kilómetros que fueron haciéndose más grandes, como si fueran mil, dos mil, la otra punta del planeta: el infierno.
Fotografía Juan Carlos Carbajo.
Llamo a mis padres para saber cómo ven el final de eta y mi madre sentencia algo así como “que con tal de que se acabe... cualquier cosa”. Mi padre, por su parte, se barrunta una mentira colosal, pero me recomienda vivir en ella.
Lo que más me sorprende es que, en medio de todo esto, mi madre se para en seco y me dice: “Aunque se acabe eta yo creo que ya no volvería, ¿tú volverías?” Yo contesto asombrado de que en su cabeza quepa esa pregunta: “¿Pero cómo vamos a volver?”.
Ella habla de una idea mental y no, como yo, de lo real.
Sigo, desde ayer, dándole vueltas a cómo puede hacerse a sí misma aún esa pregunta y pienso que, realmente, lleva quince años diciendo que casi seguro que no volvería.
Hay que pensar que allí están todos sus hermanos, consumiéndose bajo un cielo nublado en su vejez, que allí vio morir a sus padres y nacer a sus hijos, que por esos andurriales mataron a algunos de los amigos de mi padre y que, en un monte de pastores toscos, dejaron atado a mi tío a un árbol después de encañonarle las manos temblorosas de un gudari que quería su vehículo.
¿Acaso no está su vida allí, una parte de ella, exiliada como un cuerpo sólido de recuerdos que la distancia embalsama?
Cuatrocientos kilómetros que fueron haciéndose más grandes, como si fueran mil, dos mil, la otra punta del planeta: el infierno.
Fotografía Juan Carlos Carbajo.
7 Comments:
No es rencor, pero creo que no volvería. No es rencor, lo prometo, pero creo que no querría volver.¿Para qué?
Se hace tu madre esa pregunta para reafirmarse en una respuesta que sabe desde el primer día que nunca más cambiaría.
Gracias por la cortesía.
Hacía tiempo que no teníamos un artículo familiar-filosófico;Te mueves como trapecista sin red en este tipo de artículos.Como diría Jeremías:"el blog es la vida"
Queridos amigos, qué tristes deben ponerse las víctimas de ponerse tan alegres. Cuando legalizaron la icurriña dijo mi madre: "todo es absurdo, cuánta gente ha muerto por la dichosa ikurriña y ahora van y la legalizan"
Bruno
Me pide una alumna el periódico de ayer porque, por la calle, le habían hecho una entrevista.
-¿De qué tema?
-Sobre lo de eta.
-Y, ¿cuándo te dijeron que salía?
-Ayer.
-Toma, búscala tú.
-Aquí está: M.L.C. (estudiante). Pienso que lo de la tregua de eta es una falacia.
-Pero, ¿tú sabes lo que es una falacia?
-No, ¿qué es?
Debió tocarle el mismo periodista que, después de preguntar a A. por el Ovni y a su amigo, intercambió las respuestas de forma que A. afirmaba unos elogios de lo más dulces al Ovni mientras su amigo quedaba como el enemigo más radical del mismo.
¿Pero, por qué esta adolescente -que no ha dado aún muchos motivos para que, al lado de su nombre, se ponga entre paréntesis la palabra “estudiante” desconfía de que sea verdad el fin de eta?
Cuando las cosas son demasiado horribles hay que explicarlas en clave de comedia, porque la tragedia requiere dignidad. Y no hubo dignidad en Auschwitz, ni en los juicios del estalinismo. En Eslovenia, después de la guerra, tuvimos un juicio atroz, el llamado caso Dachau. Los supervivientes del campo de Dachau fueron detenidos y acusados de cooperar con los nazis, porque si hubieran sido buenos comunistas habrían muerto. Se les acusó de sobrevivir.
Zizek
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